miércoles, 30 de agosto de 2017

RESUMEN HISTÓRICO DE LA ANDRAGOGÍA

Todo aprendizaje solo puede efectuarse si hay continuidad y congruencia, tanto a nivel del ser como del hacer, mayormente en esta época de cambios constantes que se imponen. (Adam, 2001, p 4; Hernández, 2011, http://www.aula20.com/profiles/blogs/andragogia-1)

Pedagogía deriva de las palabras del griego paid, que significa `niño ́ y agogus, que significa dirigir .
Entonces, pedagogía significa literalmente el arte y la ciencia de enseñar a los niños” (Knowles, 1990; p. 54). Luego a Knowles, le pareció adecuado el término que cambiaba la raíz paid por la de andras cuyo significado es hombre.

En el campo del aprendizaje de adultos, el andragogo debe ser una persona competente, ya que tiene el compromiso de ser, independientemente de transmisor de información, un agente de cambio, un facilitador, un consultor, un organizador de la actividad educativa en la que el actor principal es el adulto participante, sin dejar de considerar que es igualmente un integrante en este proceso de educación continuada. (Yturralde, 1996: de http://www.yturralde.com)

Respecto a edad y educación, nada tan grande influye de forma tan determinante en el ser humano como el proceso de envejecimiento. La palabra adulto, etimológicamente proviene de la voz latina adultus, que puede interpretarse como "ha crecido", proceso que sigue a la etapa de la adolescencia. Puede decirse que es una persona que ha llegado a cierto grado de perfección, de madurez o de experiencia. (Adam & Aker, 1982, p 8-9; Yturralde, 1996: de http://www.yturralde.com)

algunas de las técnicas que hoy conocemos como “metodologías activas de enseñanza -aprendizaje eran practicadas en la antigüedad por grandes educadores de adultos como Lao Tse en China, los profetas hebreos y Jesús en tiempos bíblicos. Sócrates, Platón,

Sócrates y Aristóteles en la antigua Grecia y Cicerón y Quintiliano en la antigua Roma, eran educadores de adultos.

Estos ”notables maestros” concebían el aprendizaje como un proceso de investigación mental, no como una transmisión pasiva de contenido, y en consecuencia, inventaron técnicas para que los alumnos se interesaran por esa investigación (Knowles, 1990).

Se considera a los chinos y a los hebreos los inventores de lo que ahora llamamos “estudio de caso”, en el que el líder o algún miembro del grupo describía una situación, a menudo en forma de parábola, y junto con el grupo exploraba sus características y posibles resoluciones.

En la antigua Grecia, Sócrates requiere especial atención por su innovadora técnica y su concepto de “maestro”. Fue el inventor de lo que ahora llamamos “diálogo socrático”, Sócrates puede considerarse el primer “profesor andragógico en el sentido de que no era un maestro que transmite una enseñanza concreta como en el caso de la pedagogía tradicional, sino que lo que hace es tratar y dialogar con quienes se acercan a él, a los cuales considera a todos los efectos no como “alumnos”, sino como “amigos o compañeros”

El método didáctico al que llama mayéutica, consigue que sus discípulos, descubran y experimenten dentro de sí el poder de    atracción de la Verdad y del Bien. Como consecuencia, sufren una metanoia o conversión interior, que les hace cambiar de mentalidad y de estilo de vida, especialmente interesante para el tema que nos ocupa, es el autodiagnóstico y auto-descubrimiento guiados, en términos actuales, de la paidea socrática. Sócrates consideraba que en toda formación entran en estrecha relación tres elementos básicos: physis, ethos y logos.

La primera, physis, es una tendencia natural, propia y singular de todo ser humano a la verdad y sabiduría.
La segunda, ethos, es el hábito del deseo, que se consigue a través del esfuerzo orientado a superar la rudeza, la ignorancia.
La tercera, logos, se refiere a la ayuda inteligente y eficaz del maestro para alcanzar la verdad, que didácticamente se concreta en el arte de la mayéutica
En cuanto a la paidea aristotélica, encontramos dos ideas que consideramos importante resaltar por lo pionero de sus planteamientos y su relación con la educación de adultos tal como la conocemos hoy en día
En primer lugar, nos referimos a la concepción de Aristóteles de la educación como algo infinito, como un proceso de perfeccionamiento que no acaba nunca, que debe durar toda la vida, es decir, lo que ahora llamamos aprendizaje a lo largo de la vida
La base institucional de la educación de adultos se formó́ durante las postrimerías del siglo XVIII y los comienzos del siglo XIX. Bretaña presenció la emergencia de los Institutos de Mecánica, escuelas de trabajadores, extensiones universitarias, centros dedicados totalmente a la instrucción para adultos
La educación de adultos actuó como un movimiento educacional y cultural bastante autónomo e independiente que sirvió́ como base sólida para la emergencia de una disciplina científica dedicada al      estudio de la práctica dinámica y diversa de la educación y el aprendizaje adulto. (...) Los fundamentos institucionales y organizacionales de la educación y el aprendizaje adulto no estuvieron unidos a la teoría pedagógica (Savicevic, 1999, p. 210).



Fundamentos filosóficos
Mi propia orientación  filosófica tiene sus raíces en el humanismo, pragmatismo y marcos existenciales de John Dewey, Eduard Lindeman, Abraham Maslow, Carl Rogers y sus colaboradores, (...). Creo en la bondad fundamental de los seres humanos, en su derecho a la libre determinación, en su potencial casi infinito, en su capacidad latente para autorrealizarse, y en su capacidad innata para aprender. Creo con Dewey en el papel central de la experiencia en el aprendizaje y con Lindeman en la relación intrínseca que existe entre aprender y vivir (pp. 111-112).

La Andragogía “Proporciona la oportunidad para que el adulto que decide aprender, participe activamente en su propio aprendizaje e intervenga en la planificación, programación, realización y evaluación de las actividades educativas en condiciones de igualdad con sus compañeros participantes y con el facilitador; lo anterior, conjuntamente con un ambiente de aprendizaje adecuado, determinan lo que podría llamarse una buena praxis andragógico” (Ortiz, 2011, p12) 

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